Quizás podríamos decir que estamos ante una reminiscencia de Siembra III, El Perdón es algo que debemos cultivar en nuestra vida, antes que sea demasiado tarde!!!
Una mañana Juan recibió una llamada de su mama, en la cual le decía:
Yo también sentí lo mismo que tu anoche, te espero dentro de una hora en el parque, junto al pequeño muelle del lago. Juan puso el teléfono en su lugar y su impresión fue un poco aterradora, ya que un día antes había soñado a su mama, con la cual había quedado en malos términos y por rencores y orgullos ambos perdieron la comunicación de madre e hijo.
Juan tomó una ducha, se arregló y muy pensativo pensó en decirles a sus amigos que le habían llamado, pero prefirió dejarlo en privacidad, total, era el momento que ambos volvieran a cruzar palabras, el orgullo no debe ser eterno, ni mucho menos un castigo en juicio. Juan se dirigió al parque, se acerco al pequeño muelle y se sentó, observando y pensando que iba a pasar, que le diría su mama, ¿de que iban a hablar?
Miraba a la gente pasar y entre esa gente la alcanzó a observar, que se acercaba a él de forma misteriosa, pero lo más extraño es que ella vestía totalmente diferente! No llevaba sus ropas frecuentes, al contrario, llevaba un vestido blanco y unos zapatos impecablemente limpios del mismo color, y su rostro lucía tan hermoso, era como si destellara rayos de luz, el intentó decirle hola pero ella le dijo; caminemos...
Hijo, he sabido que has estado triste y que has tenido muchos problemas, ¿no es así Juan?
Te he soñado llorando, te he escuchado gritar afuera de mi casa y no me acercaba a ti, debido a las circunstancias, yo sé que tu no querías saber nada de mi y no te culpo, no vengo a discutir, no vengo a pedirte perdón, solo he venido a decirte que aunque las cosas no se arreglaron en su momento debido, creo yo que nunca es tarde, esperé a que tú me llamaras, para poder platicar pero eso no sucedió, el esperarte, el pensar en ti, borró mi apetito, se robó mis días de sol y me fue tumbando poco a poco, sin embargo guardé fe, y dije él llamará, más no lo hiciste, no te culpo pero si te comprendo, sé lo que sentiste anoche, sé lo que te paso, yo también lo sentía en ese momento, pero con mucho mas dolor, grité tu nombre mil veces y grité mil veces perdón, que lástima que no me hayas escuchado, que lástima que no me hayas llamado, Juan, nunca es tarde para perdonar y si te pedí que vinieras al parque fue para entregarte esto.
Su mama le entregó en sus manos una cruz, la cual era símbolo del amor por su hijo.
Esta cruz es mi cuerpo, esta cruz es quien soy, te amo y quiero que la conserves contigo por el resto de tu vida, él se quedó sin palabras y con los ojos un tanto llorosos. La gente lo empezaba a ver a él y lo señalaban... Incluso un señor le preguntó que si se encontraba bien, y respondió; ¿si por qué?, lo veo caminar y lo veo llorar, le sucede algo... no me sucede nada, simplemente estoy conversando con mi mama, el señor se retiró algo extrañado del lugar.
Juan acompañó hasta su casa a su mama, ella le pidió que por favor la esperara afuera y el accedió, de hecho nunca lo hacia esperar en el patio, se quedó 10 minutos esperando y se preocupó al saber que no regresaba, de repente escuchó voces y vio salir de la puerta de su casa a los amigos de ella, todos con cara triste y ojos llorosos, lo abrazaron y le dijeron, se nos fue, Juan, se nos fue, Juan empezó a sentir su cuerpo tembloroso y corrió hacia la recámara, en ella se encontraba la hermana, junto con el cadáver de su mama, el cual reflejaba una tristeza inmensa. Juan con llanto y un nudo en la garganta le pregunto a su hermana, ¿que sucedió? ¿Dime que sucedió?, dice el doctor que murió de tristeza, ella dejó de comer, dejó de reír, no sabemos si el desamor la alejó de todo, no sabemos si el sentimiento de culpa la hizo infeliz, la hermana le entregó una carta a Juan y decía así:
Hijo mió, yo también sentí lo mismo que tu, el aire empieza a faltarme, Intento gritarle a tu hermana y no puedo, luces blancas iluminan mi recamara y a la vez siento un fuerte dolor de cabeza, Juan, gracias por haber ido al lago, gracias por estar aquí. Aunque en vida no me pudiste perdonar, sé que ahora lo harás frente a mí.
Juan miró el cadáver de su madre y solo dijo: perdóname tú a mí mama.
"En el amor, en la amistad, en la familia, no tiene porque cegarnos el rencor, no tiene porque matarnos la Ira, todos somos seres humanos y lastimamos de igual manera. Aprende a perdonar a cada una de esas personas que te lastimaron y tú también aprende a pedir perdón, no dejes que mañana sea demasiado tarde, no esperes a que te llegue una invitación, y no esperes a pedir perdón al cielo, al cuerpo en vuelo, mejor corre y abraza esa persona, mírense a los ojos y sientan lo bello que es vivir"
Anda ve, tu mama te esta esperando, en cada día de su existencia.
Una mañana Juan recibió una llamada de su mama, en la cual le decía:
Yo también sentí lo mismo que tu anoche, te espero dentro de una hora en el parque, junto al pequeño muelle del lago. Juan puso el teléfono en su lugar y su impresión fue un poco aterradora, ya que un día antes había soñado a su mama, con la cual había quedado en malos términos y por rencores y orgullos ambos perdieron la comunicación de madre e hijo.
Juan tomó una ducha, se arregló y muy pensativo pensó en decirles a sus amigos que le habían llamado, pero prefirió dejarlo en privacidad, total, era el momento que ambos volvieran a cruzar palabras, el orgullo no debe ser eterno, ni mucho menos un castigo en juicio. Juan se dirigió al parque, se acerco al pequeño muelle y se sentó, observando y pensando que iba a pasar, que le diría su mama, ¿de que iban a hablar?
Miraba a la gente pasar y entre esa gente la alcanzó a observar, que se acercaba a él de forma misteriosa, pero lo más extraño es que ella vestía totalmente diferente! No llevaba sus ropas frecuentes, al contrario, llevaba un vestido blanco y unos zapatos impecablemente limpios del mismo color, y su rostro lucía tan hermoso, era como si destellara rayos de luz, el intentó decirle hola pero ella le dijo; caminemos...
Hijo, he sabido que has estado triste y que has tenido muchos problemas, ¿no es así Juan?
Te he soñado llorando, te he escuchado gritar afuera de mi casa y no me acercaba a ti, debido a las circunstancias, yo sé que tu no querías saber nada de mi y no te culpo, no vengo a discutir, no vengo a pedirte perdón, solo he venido a decirte que aunque las cosas no se arreglaron en su momento debido, creo yo que nunca es tarde, esperé a que tú me llamaras, para poder platicar pero eso no sucedió, el esperarte, el pensar en ti, borró mi apetito, se robó mis días de sol y me fue tumbando poco a poco, sin embargo guardé fe, y dije él llamará, más no lo hiciste, no te culpo pero si te comprendo, sé lo que sentiste anoche, sé lo que te paso, yo también lo sentía en ese momento, pero con mucho mas dolor, grité tu nombre mil veces y grité mil veces perdón, que lástima que no me hayas escuchado, que lástima que no me hayas llamado, Juan, nunca es tarde para perdonar y si te pedí que vinieras al parque fue para entregarte esto.
Su mama le entregó en sus manos una cruz, la cual era símbolo del amor por su hijo.
Esta cruz es mi cuerpo, esta cruz es quien soy, te amo y quiero que la conserves contigo por el resto de tu vida, él se quedó sin palabras y con los ojos un tanto llorosos. La gente lo empezaba a ver a él y lo señalaban... Incluso un señor le preguntó que si se encontraba bien, y respondió; ¿si por qué?, lo veo caminar y lo veo llorar, le sucede algo... no me sucede nada, simplemente estoy conversando con mi mama, el señor se retiró algo extrañado del lugar.
Juan acompañó hasta su casa a su mama, ella le pidió que por favor la esperara afuera y el accedió, de hecho nunca lo hacia esperar en el patio, se quedó 10 minutos esperando y se preocupó al saber que no regresaba, de repente escuchó voces y vio salir de la puerta de su casa a los amigos de ella, todos con cara triste y ojos llorosos, lo abrazaron y le dijeron, se nos fue, Juan, se nos fue, Juan empezó a sentir su cuerpo tembloroso y corrió hacia la recámara, en ella se encontraba la hermana, junto con el cadáver de su mama, el cual reflejaba una tristeza inmensa. Juan con llanto y un nudo en la garganta le pregunto a su hermana, ¿que sucedió? ¿Dime que sucedió?, dice el doctor que murió de tristeza, ella dejó de comer, dejó de reír, no sabemos si el desamor la alejó de todo, no sabemos si el sentimiento de culpa la hizo infeliz, la hermana le entregó una carta a Juan y decía así:
Hijo mió, yo también sentí lo mismo que tu, el aire empieza a faltarme, Intento gritarle a tu hermana y no puedo, luces blancas iluminan mi recamara y a la vez siento un fuerte dolor de cabeza, Juan, gracias por haber ido al lago, gracias por estar aquí. Aunque en vida no me pudiste perdonar, sé que ahora lo harás frente a mí.
Juan miró el cadáver de su madre y solo dijo: perdóname tú a mí mama.
"En el amor, en la amistad, en la familia, no tiene porque cegarnos el rencor, no tiene porque matarnos la Ira, todos somos seres humanos y lastimamos de igual manera. Aprende a perdonar a cada una de esas personas que te lastimaron y tú también aprende a pedir perdón, no dejes que mañana sea demasiado tarde, no esperes a que te llegue una invitación, y no esperes a pedir perdón al cielo, al cuerpo en vuelo, mejor corre y abraza esa persona, mírense a los ojos y sientan lo bello que es vivir"
Anda ve, tu mama te esta esperando, en cada día de su existencia.