domingo, 28 de octubre de 2007

Nuestra Última Morada

Sucedió hace ya bastantes años, un matrimonio de misioneros volvía de África, donde habían prestado sus servicios durante 30 años, ellos tenían pasión por lo que hacían pero sus cuerpos ya no eran los mismos que otrora y no podían recorrer los largos caminos que separaban las distintas tribus donde misionaban.

Se acababan de jubilar y se aprestaron a subir al barco que los llevaría nuevamente a su tierra natal, y sucedió que en ese mismo instante subía al mismo barco un señor muy adinerado con todo un séquito de personas que lo acompañaban, este señor había llegado a África un tiempo atrás con la firme intención de realizar un safari, cosa que en definitiva había llevado adelante y se mostraba orgulloso de los animales que habían cazado, los mismos eran mostrados como trofeo de guerra.

Lo curioso del hecho es que todo el barco, excepto el matrimonio de misioneros, querían estar al lado de este señor, querían brindar con él, por supuesto con finísima champaña, querían sacarse fotos incluso con las cabezas de los animales y se realizó una fiesta impresionante para la época.

El misionero, como no entendiendo lo que sucedía, hablaba con su esposa y le preguntaba: ¿Cómo podía ser que realizaran una fiesta por que este señor había ido a esas tierras solamente a matar animales?
¿Cómo podía ser que a ellos que habían servido durante 30 años nadie los reconocía y eran ignorados por todos los miembros de la mencionada fiesta?

Si éstas eran las preguntas del misionero estando en el barco, realmente quedó estupefacto, pasmado, boquiabierto cuando llegaron a destino, ya que allí se desplegaba todo el glamour, el éxtasis, la fascinación para recibir a este millonario excéntrico; Mientras que el matrimonio descendió del barco sin tener siquiera una palabra de aliento, ellos simplemente descendieron y se aprestaron a buscar una casa para poder alquilar ya que hacía 30 años que no estaban en su ciudad y nada tenían.

El misionero se quedó con estas imágenes en su mente, la fiesta en el barco, el recibimiento fastuoso, la bienvenida descomunal para un hombre que en definitiva y según su escala de valores había ido a una tierra lejana a asesinar animales que no podían defenderse; Ante esta inquietud en su corazón hizo el comentario a su esposa, quien le respondió: querido esposo si tienes todas estas inquietudes en tu corazón, lo mejor que puedes hacer es ir a tu cuarto y arreglar las cosas con el Señor, cosa que él llevó adelante.

Una hora después apareció el misionero ante su esposa mucho más tranquilo, despejado, sereno, calmo y su esposa le preguntó: ¿y querido arreglaste tus cosas con el Señor?

El misionero mostraba sosiego y placidez en su cara, y comentó, sí querida esposa, cuando le hice el reclamo de por que nosotros no tuvimos un recibimiento digno al volver a casa Él me respondió: “pero hijo mío si tu aún no has llegado a casa”.

Quisiera compartir algo que sale de mi corazón con respecto a nuestra última morada, es lo siguiente:

Jn 14: 2
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros”

domingo, 21 de octubre de 2007

Grietas

Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba de los extremos de un palo y llevaba encima de los hombros.

Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua. Al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón, la vasija rota solo tenía la mitad del agua. Durante dos años completos esto fue así. Desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguatero diciéndole: “Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir”.

El aguatero, apesadumbrado, les dijo compasivamente: “Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino”. Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas pero de todos modos se sintió apenada porque, al final, sólo quedaba la mitad del agua que debía llevar.

El aguatero le dijo entonces: “¿Te diste cuenta de que las flores crecen en tu lado del camino?, siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días les has regado, y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro”.

Si no fueras exactamente como eres con todos tus defectos, no hubiera sido posible crear tanta belleza.

Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.

Como corolario podemos decir: “Al Señor no le interesa el estado en que nos encuentra, le interesa un corazón rendido y entregado al Él, Él nos tomará en sus delicadas manos y nos restaurará, debemos saber además que el Señor puede utilizar una vasija quebrada, pero jamás utilizará una vasija sucia, es decir, el Señor derrama su Gracia Divina sobre manos vacías y limpias”.

Quisiera compartir que dice “La Palabra” sobre este tema:

2 Co 12:9-10
9 “Y me ha dicho; Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad: por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”
10 ”Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”

domingo, 14 de octubre de 2007

El Amigo Fiel

Una pareja de jóvenes tenía años de casados y nunca pudieron tener hijos. Para no sentirse solos, compraron un cachorro de pastor alemán y lo amaron como si fuera su propio hijo. El cachorro creció hasta convertirse en un gran y hermoso perro, y aparte de ser un compañero incondicional, muchas veces salvó a la pareja de ser atacada por ladrones. Siempre fue muy fiel; quería y defendía a sus dueños contra cualquier peligro.

Luego de siete años de tener al perro, la pareja logró tener el hijo tan ansiado y deseado. Estaban muy contentos con su nuevo hijo e, inconscientemente, disminuyeron las atenciones que tenían con al animal. Con el tiempo, el perro se sintió relegado y comenzó a sentir celos del bebé. Ya no era el perro cariñoso, fiel y juguetón que tuvieron durante siete años.

Un día, la pareja dejó a su hijo durmiendo plácidamente en la cuna, y fueron a la terraza a preparar una carne asada. Pero cuando después de un rato se dirigieron al cuarto del bebé, vieron al perro en el pasillo con la boca ensangrentada, moviéndoles la cola.

La mujer pegó un grito desgarrador. El hombre pensó lo peor. De inmediato, sacó un arma que guardaba celosamente en el armario, y en el acto mató al perro. Pero cuando corrió al cuarto del bebé, encontró una gran serpiente degollada. El perro había salvado de la muerte a su pequeño hijo. El dueño, llorando, comenzó a exclamar: “!He matado a mi fiel compañero!”.

¿Cuántas veces hemos juzgado injustamente a las personas?. Las juzgamos y condenamos sin investigar a que se debe su comportamiento, cuáles sus pensamientos y sentimientos. Muchas veces las cosas no son tan malas como parecen, sino todo lo contrario. La próxima vez que nos sintamos tentados a juzgar y condenar a alguien recordemos la historia del perro fiel, así aprenderemos a no levantar falsos testimonios contra una persona hasta el punto de dañar su imagen ante los demás.

Quisiera realizar un breve comentario sobre un falso testimonio que ocasionó la muerte del primer cristiano, el mismo fue Esteban, en griego “Estefanus” y quiere decir “Corona”.

En Hch 6:13
“Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar y contra la ley”

En definitiva Esteban fue echado fuera de la ciudad, y fue apedreado hasta alcanzar la muerte.

Pero también podemos ver en Hch 7:55
“Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la Gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios”

Lo maravilloso de este relato es que en el original griego dice estaba de pie; Siempre se presenta a Jesús sentado a la diestra de Dios.

Imaginémonos:

- El cielo abierto,
- La Gloria de Dios y
- Jesús que se puso de pie para recibir al primer mártir cristiano, quien con valor entregó la vida por Él.

Solo me resta decir: antes de emitir un juicio de valor sobre alguna persona y que el mismo pueda llegar a lastimarla, debemos estar atentos a todas aquellas cosas que edifiquen, que fortalezcan y que conforten a todos nuestros semejantes.

domingo, 7 de octubre de 2007

Amigos II

Amigos II

En una oportunidad existía un hombre que tenía dos amigos, en realidad eran dos muy buenos amigos, fieles, inseparables, apegados, incansables y que siempre estaban listos, dispuestos, alertas y prontos para lo que se los necesitara.

Estos amigos eran un caballo y un perro (en realidad su caballo y su perro) e iban caminando por una calle; Después de mucho andar, el hombre se dio cuenta que tanto él como su caballo y su perro habían muerto en un accidente.

La caminata era muy larga, se dirigían montaña arriba; el sol pegaba de lleno y era intenso y fuerte sus rayos, además ellos ya se notaban fatigados, cansados, sudados y tenían una sed que crecía en la medida que avanzaban. Necesitaban desesperadamente agua.

En una curva el camino vieron una puerta magnífica, toda de mármol con incrustaciones de perlas, la misma conducía a una plazoleta con piso de oro, calles de cristal, había piedras preciosas por doquier, jaspe, zafiros, ágatas, esmeraldas, topacios, etc., en el centro de la plazoleta sobresalía una fuente de la que manaba agua fresca y cristalina. El caminante se dirigió al guardián que, dentro de una ornamentada casilla, vigilaba la entrada.

Buenos días, le dijo, buenos días respondió el guardián, ¿Qué lugar es éste, tan lindo y apacible?, preguntó el hombre; Este es el Cielo, fue la respuesta del guardián. ¡Que suerte que llegamos al Cielo!; Estamos con mucha sed, necesitamos beber agua, dijo el hombre. Pues, puede usted, entrar y beber agua a voluntad, fue la respuesta del guardián, mostrándole la fuente. Mi caballo y mi cachorro también están sedientos, comentó el hombre. Lo lamento mucho, dijo el guardián, pero aquí no se permite la entrada de animales. Pero ellos me han acompañada siempre, son mis amigos, siempre han estado a mi disposición, dijo el hombre.

El guardián se limitó a menear la cabeza ligera y negativamente. El hombre quedó muy desilusionado, por que si bien su sed era grande, decidió no beber si sus amigos no podían hacerlo. Así prosiguió su camino. Después de mucho caminar montaña arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio cuya entrada estaba enmarcada por una vieja puerta entreabierta. La puerta se abría hacia un amplio camino de tierra, con verdes árboles a ambos lados que brindaban buen cobijo del sol. A la sombra de uno de ellos había un anciano de blanca barba, apoyado sobre un tronco; parecía adormilado, con la cabeza cubierta por un sombrero. El caminante se aproximó.

Buenos días, le dijo. Buenos días, respondió el anciano. Estamos con mucha sed, mi caballo, mi perro y yo. ¿Hay algún lugar donde podamos encontrar agua?. Detrás de aquellos matorrales hay un manantial, contestó el anciano. Pueden beber a voluntad.

El hombre, el caballo y el perro fueron hasta el manantial, y finalmente pudieron calmar la sed y refrescarse. Al volver hasta donde estaba el anciano, el hombre le agradeció.

Pueden volver cuando quieran, fue la respuesta. A propósito preguntó el caminante ¿Cuál es el nombre de este lugar?. Están en el Cielo contestó el anciano con una sonrisa. ¡Pero no es posible! Exclamó el hombre. El guardián que estaba al pié de la montaña, junto al gran portal de mármol con incrustaciones de perlas, nos dijo que el Cielo era aquel. No, aquello no es el Cielo, es el infierno.

El caminante quedó perplejo; Pero entonces.... esa es una información falsa, y puede causar confusiones!!!. De ninguna manera, respondió el anciano. La verdad es que ellos nos hacen un gran favor, por que allá se quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus amigos.

Pidamos ser guardados de todo engaño:

Sal 43:1
“Júzgame, oh Dios, y defiende mi causa”
“Líbrame de gente impía, y del hombre engañoso e inicuo”

jueves, 4 de octubre de 2007

El Perdón en las Escrituras

“El Perdón en las Escrituras”

Intentaré responder a un mensaje recibido y parto de la premisa que fue hecho de buena fe, cosa contrario no emitiría opinión.
El comentario fue: “Es muy cierto lo que dices. Cuando uno mira a Dios tiene la paz que sobrepasa todo entendimiento. Y...quién es uno para perdonar?,no es ello incumbencia de Dios?”

Por supuesto que el gran perdonador es el Señor, es más no importa cuanto nos hayamos equivocado, Él nos espera con los brazos abiertos y nos perdona, por supuesto que debemos "pedírselo”.

Ahora esbozaré algunos pasajes sobre el perdón, los menciono solo para echar luz sobre un concepto y para que el mismo se tenga claro, caso contrario de nada serviría “Siembra III !!”

Mal 3:17
“Serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actué, y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve”

Mt 6:14
Por que si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros el Padre celestial”

Mt 18:21-22
21 “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete veces?
22 “Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aún hasta setenta veces siete.

Mt 18:35
“Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno sus hermano sus ofensas.

Mc 11:25
Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.

Lc 6:37
“No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.

Lc 17:3
“Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndelo; y si se arrepintiere, perdónale.

2 Co 2:10
Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo.

Col 3:13
“Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviera queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

Ef 4:32
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Seguramente debe haber otras citas sobre el perdón, intenté cubrir algunas de ellas.

De ninguna manera este escrito fue movido para generar polémica, simplemente es para aclarar los alcances de Siembra III !! y tener claro que el perdón es un mandamiento del Señor.

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